RM2AJKT4H–La Mujer . ningiin defecto visible y, por otra parte,se comprendía que le amaba mucho ; así fué que hice caso omiso de losinconvenientes que se me ocurrieron, y los felicité á ambos con enterafranqueza. Pero, i cosa rara!á pesar de sentirsefeliz, Claudio ,no es-taba alegre. El, queera siempre el sermás risueño del mun-do, y que conversabasin cesar, andaba ta-citurno y callado,tris-te, con alguna preocu-pación evidente, so-bretodo en presenciade Judit. Aun cuandose conocía (lue la ado-raba, habia algo enel que yo no com-prendía. Antojósemesuponer que sería laidea de que yo la en-contrase bien á
RM2AJJ2XB–La Mujer . ios. —¡Por Dios!, dije al sacerdote, condúzcala á su casa.Tengo que ir á buscar á mi hermano. Di la dirección al cochero, me metí en un coche dealquiler que pasaba, y me dirigí al alojamiento de Claudio,con la esperanza de hallarlo allí. Acababa de llegar á la puerta y entramos juntos á suaposento. Él se arrojó sobre un asiento y se cubrió lacara con las manos. Al cabo de un momento levantó lacabeza; estaba pálido como un muerto. —Habla con ella, me dijo, pregúntale por qué se in-terpone siempre esa cara entre ella y yo. No es alucina-ción mía... diie que no nos veremos más. —Aguard
RM2AJJ26X–La Mujer . TIEN-TSIN — PROCKSIÓX KN EL HAUIUO INDÍGKS.A. —Claudio, le dije, hijo mío, no hagas caso de esa vi-sión; ya pasó! —¡Pasó!, repuso: y ?, por qué me (¡ersigue? ^,Qué hehecho yo á ese hombre moribundo que me mira con tantoodio? Francisco, míralo; allí está, allí, mira! —Ahí no hay nada, díjele para calmarle. Me agarró entonces de un brazo, y volviendo otra vezá fijar la vista en la pared, añadió: —Estoy seguro de que la verás, como yo, si te lijas... Pus palabras me im[)resionaron, pero para convencer áClaudio de que se equivocaba, miré hacia el punto dondeme señalaba.. No sé si sería
RM2AJH2RE–La Mujer . I 14 LA MUJER. Album de las Familias LA CARA DEL MUERTO. E separé de su lado, pero no salí de lacasa inmediatamente. Entré á un apo-sento vecino y traté de recoger misideas, pues, como ya dije antes, aque-lla visión era para mí más horrible que para Claudio Me dá vergüenza confesar que lavi; sería quizás que la agitación deClaudio me impresionó, que despertóen mí un fondo de credulidad que existeen mi organismo V Bxplíquelo el quepueda, cienLilieaniente. ¿Pero por qué esa visión, al con-densarse y salir de la nada, como la forma de una caraque yo conocía? ¿Por qué esas facciones que
RM2CDB6K7–. Papitu . ^ —tQui es aquest: un savi? — Ca; es un caadiUo qui va matar deu mil homes en ffiitja hora. Lescriptor Claudio Frollo, que com en Junoy haestat també «hermano del alma» den Lerroux, enaquets moments sha posat al servei de la Lliga. En Claudio Frollo, diu als seus Íntims. «CuandoLerroux y yo cobràbamos de Gobernación».
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