América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . s: todo cuanto podría distinguirlo de estos, es lo mal que recibe á los extranje-ros. Cuando mi primer viaje no quiso proporcionarnos harina, pretextando que su yuca no EXPLORACIÓN DEL OYAPOCK Y DEL PARÚ 1^7 estaba bastante crecida. Ahora nos hace perder un dia para cedernos cinco galletas de cazabepor las cuales le he dado de antemano un hacha. Tampoco estoy satisfecho de él, porque noha mandado á sus mujeres que hagan cachiri; y por víltimo tengo otro motivo de descon-tento, y es que habiéndome

América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . s: todo cuanto podría distinguirlo de estos, es lo mal que recibe á los extranje-ros. Cuando mi primer viaje no quiso proporcionarnos harina, pretextando que su yuca no EXPLORACIÓN DEL OYAPOCK Y DEL PARÚ 1^7 estaba bastante crecida. Ahora nos hace perder un dia para cedernos cinco galletas de cazabepor las cuales le he dado de antemano un hacha. Tampoco estoy satisfecho de él, porque noha mandado á sus mujeres que hagan cachiri; y por víltimo tengo otro motivo de descon-tento, y es que habiéndome Stock Photo
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América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . s: todo cuanto podría distinguirlo de estos, es lo mal que recibe á los extranje-ros. Cuando mi primer viaje no quiso proporcionarnos harina, pretextando que su yuca no EXPLORACIÓN DEL OYAPOCK Y DEL PARÚ 1^7 estaba bastante crecida. Ahora nos hace perder un dia para cedernos cinco galletas de cazabepor las cuales le he dado de antemano un hacha. Tampoco estoy satisfecho de él, porque noha mandado á sus mujeres que hagan cachiri; y por víltimo tengo otro motivo de descon-tento, y es que habiéndome levantado durante la noche, he encontrado á ese tunante, que noshabia asegurado no tener víveres, muy ocupado en comerse un paquira que sus mujeres nopusieron á asar hasta el momento en que nos fuimos á acostar. El 15 por la mañana, no habiendo podido pegar los ojos en toda la noche á causa de losmosquitos, y sobre todo de los aullidos de los perros que el tamuchy mandó soltar para inti-midarnos, me preparo á dar una lección á ese jefe inhospitalario. Por lo pronto rehuso su. Baño de vapor para una rucuya recien parida cazabe y le hago devolver el hacha que le habia dado en pago; en seguida le obligo á presen-tarse en medio del pueblo, y en presencia de los pocos peitos que le han permanecido fieles, le quito el bastón que lleva en la mano, entregando este emblema de mando así como el hachaá un joven rucuyo que me habia prestado algunos servicios en mi último viaje, y por fin, hagoque le dé la diadema de escamas de caimán, símbolo de la soberanía. Queriendo el nuevo tamuchy demostrar su fidelidad al parachichi, se ofrece á acompañar-me hasta las fuentes del Yari, haciendo que le sigan los hombres más vigorosos de la tribu yel viejo Chicaca que en mi último viaje vino con nosotros hasta la primera catarata del Yari.Este viejo indio, que pasó gran parte de su infancia con los blancos, cambia de tribu casi to-dos los años, y ahora se habia unido