. Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural. Natural history. DE HISTORIA NATURAL 187 la manga sumergida en el agua, á fin de recoger los ácaros que pudieran agarrarse todavía á las mismas. Guando se termina la caza en un sitio, ó encontrándose la manga llena, se vierte su contenido en una vasija de boca ancha (de capacidad de medio litro), que puede ser un frasco de vidrio, en el que se introducirán €1 fango y partes de plantas adheridos á las paredes de la man- ga. No es necesario agregar agua, ni tal adición es tampoco de recomendar, puesto que las sacudidas que sufrirían los anim

. Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural. Natural history. DE HISTORIA NATURAL 187 la manga sumergida en el agua, á fin de recoger los ácaros que pudieran agarrarse todavía á las mismas. Guando se termina la caza en un sitio, ó encontrándose la manga llena, se vierte su contenido en una vasija de boca ancha (de capacidad de medio litro), que puede ser un frasco de vidrio, en el que se introducirán €1 fango y partes de plantas adheridos á las paredes de la man- ga. No es necesario agregar agua, ni tal adición es tampoco de recomendar, puesto que las sacudidas que sufrirían los anim Stock Photo
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. Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural. Natural history. DE HISTORIA NATURAL 187 la manga sumergida en el agua, á fin de recoger los ácaros que pudieran agarrarse todavía á las mismas. Guando se termina la caza en un sitio, ó encontrándose la manga llena, se vierte su contenido en una vasija de boca ancha (de capacidad de medio litro), que puede ser un frasco de vidrio, en el que se introducirán €1 fango y partes de plantas adheridos á las paredes de la man- ga. No es necesario agregar agua, ni tal adición es tampoco de recomendar, puesto que las sacudidas que sufrirían los animales durante el transporte podrían causar su destrucción, mientras que, sin adición de agua, queda el depósito relativamente inmó- vil, y los elementos blandos están menos expuestos al roce y tie- nen menos que sufrir. En seguida se pone á cada frasco su eti- queta, haciendo constar la localidad, y si es posible, la tempera- tura. Hay que evitar en absoluto mezclar en un mismo frasco la caza de diferentes localidades, como, por ejemplo, lo recogido en arroyos y charcos. La recolección de cada localidad debe conser- varse en un frasco aparte. Al regresar de la recolección, se coloca el contenido de los fras- cos (uno tras otro, naturalmente) en unas cubetas no demasiado profundas (palanganas blancas), echando encima una cantidad de agua suficiente. Después de corto tiempo muchos ácaros habrán salido del limo, etc., y subi- do á la superficie del agua. Se recogen con un tubo de cristal adelgazado en el ex- tremo y provisto de una am- polla de goma, ó con un tubo abierto utilizado como so- porte, y se depositan en un plato llano ú otra vasija por el estilo. Después de haber separado el agua, sea absor- biéndola ó por decantación cuidadosa, se recogen los ácaros sin agua con una bro- cha fina, colocándolos en los tubos, próximamente del diámetro de uu lápiz, destinados á su conservación y de una longitud de 5 centímetros, en los cuales se ma