La Mujer . A los radiantes focos de la luz eléctrica se va haciando la descarga de re.ses (1), aves, pescado, frutas,etc., confundiéndose luego los crispantes ruidos desierras y martillos de los desciiartisadores de carnecon un guirigay de voces estrañas entre las que des-tacan los dicharachos de los que de puesto á puesto óde empresario al por mayor y cliente ambulante, sedirigen por pasar el rato ó por chocar y buscar ca-morra al santo ñudo. En un instante, casi vertiginoso y comparable conlas mutaciones teatrales, todo se encuentra dispuestoantes de que la luz artificial sea reemplazada por

La Mujer . A los radiantes focos de la luz eléctrica se va haciando la descarga de re.ses (1), aves, pescado, frutas,etc., confundiéndose luego los crispantes ruidos desierras y martillos de los desciiartisadores de carnecon un guirigay de voces estrañas entre las que des-tacan los dicharachos de los que de puesto á puesto óde empresario al por mayor y cliente ambulante, sedirigen por pasar el rato ó por chocar y buscar ca-morra al santo ñudo. En un instante, casi vertiginoso y comparable conlas mutaciones teatrales, todo se encuentra dispuestoantes de que la luz artificial sea reemplazada por Stock Photo
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La Mujer . A los radiantes focos de la luz eléctrica se va haciando la descarga de re.ses (1), aves, pescado, frutas, etc., confundiéndose luego los crispantes ruidos desierras y martillos de los desciiartisadores de carnecon un guirigay de voces estrañas entre las que des-tacan los dicharachos de los que de puesto á puesto óde empresario al por mayor y cliente ambulante, sedirigen por pasar el rato ó por chocar y buscar ca-morra al santo ñudo. En un instante, casi vertiginoso y comparable conlas mutaciones teatrales, todo se encuentra dispuestoantes de que la luz artificial sea reemplazada por ladel nuevo día.. J Diez ó quince mil reses, trozadas ya, cuelgangarfios y varillas de ñerro ó se hallan en el mostra-dor de mármol, proporcionadas al ínñm« como al másalto peso y valor, desde el pucherete de veinte cen-tavos al suculento roshiff t asado, que, al decir delpuestero, no tiene precio; desde la nalga, cuadril óespinase hasta el apetecible lomo de primera; desdeel disimulado buey viejo á la tierna vaquillona; desdeel CGváo recientito muerto ó el fresco lechón, al jamóno enibutidos de distintas clases y aderezos; desde laf/aszca pata Je carnero, con su vacio correspondiente, al costillar del sabroso corderito. Y en los puestos decaza el cabrito entero, las mulitas, chanchitos de laindia, conejos vivos y muertos confundidos con cien-tos de perdices, palomas, pichones, sartas de pajaritos, Datitues é infinidad de otras aves—según la es-tación—entre las que abundan, sobre todo, los pollosy gallinas, patos, pavos y ganzos ya sacrificados y (1) Por lo general, llegan de día,