Revista Católica . fui llevado á la oficina del Sub-Prefecto todo cubier-to de lodo y con la ropa completamente mojada. Por el ca-mino íbamos con tanta prisa al principio, que mis pies co-menzaron á echar sangre y yo sentía faltarme las fuerzas.Quería, por tanto, ir mas despacio, y dirigiéndome á mi es-colta les dije sonriéndoms, Los c^ue quieren llegar prontopueden ir adelante: yo no tengo tantas ansias de llegar tanpresto. Esto bastó para que ellos se pusieran á seguir mispasos. Los habitantes de los lugares por donde pasúbamogsalían á vernos. Al llegar á la prefectura vi al discípuloBa, ata
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Revista Católica . fui llevado á la oficina del Sub-Prefecto todo cubier-to de lodo y con la ropa completamente mojada. Por el ca-mino íbamos con tanta prisa al principio, que mis pies co-menzaron á echar sangre y yo sentía faltarme las fuerzas.Quería, por tanto, ir mas despacio, y dirigiéndome á mi es-colta les dije sonriéndoms, Los c^ue quieren llegar prontopueden ir adelante: yo no tengo tantas ansias de llegar tanpresto. Esto bastó para que ellos se pusieran á seguir mispasos. Los habitantes de los lugares por donde pasúbamogsalían á vernos. Al llegar á la prefectura vi al discípuloBa, atadas sus manos; y así supe que habia sido arrestado.La misma tarde tuve conocimiento de lo que había su-cedido, é inmediatamente envié una persona de mí confian-za, con seis varillas de plata, para que procurase á lo menosla libertad de los dos jóvenes tonkintses. (1) Este flistrito fué admÍQisírado rlur.iite nueve r.ñr.s por el P.CliajTÍer de la piónesis de Lyon. (te contirciará, ) -58-. POREL ll.ev. Patlie Jiiaii «losé Fríasíco De la Compañía de Jesiis. {Continuación) Grande era la alegría que en esto recibían las Santasvírgenes, viendo que sus trabajos servían, no sólo parautilidad de Roma, sino también para la de toda la Igle-sia universal; puesto que en esta casa de Pudente el A-póstol consagró á Apolinar para la iglesia de Ravena, áKómulo para la de Fiésole, á Eutropio para la deVerona, á Siró para la de Pavía, y á otros varios pa-ra el apostolado de Sicilia, de la Galia, de España, de Bretaña y del Oriente. Otras veces sacaban co-pias de las epístolas escritas por Pablo, y las regala-ban á las familias de los neófitos, que por vivirdistantes de la ciudad no tenían proporción para oírsu lectura en las asambleas. Sus fatigas se habían aumentado desmesuradamen-te en los últimos años, por haber arreciado la perse-cución. En el departamento de Claudia Sabiuila, ybajo apariencias de visitas de urbanidad, teníanlas